27/05/2014
María Pazos Morán
Investigadora del Instituto de Estudios Fiscales. Autora del libro "Desiguales Por Ley". Promotora del “llamamiento urgente ante la reforma fiscal que prepara el Gobierno”.
Investigadora del Instituto de Estudios Fiscales. Autora del libro "Desiguales Por Ley". Promotora del “llamamiento urgente ante la reforma fiscal que prepara el Gobierno”.
(Envío de firmas: reformafiscalequidad@gmail.com)
El PP nos propone un retroceso en libertades
fundamentales que la ciudadanía rechaza ampliamente, como la reforma Gallardón
para limitar el derecho de las mujeres a interrumpir libremente su embarazo, la
Ley Mordaza, la reforma educativa de Wert, etc. Por otro lado, sus políticas
económicas han dado resultados catastróficos hasta ahora. ¿Cuál es, entonces,
el secreto de su relativo mantenimiento en intención de voto?
La única estrategia del Gobierno consiste en reiterar
que, con un poco más de paciencia y sacrificio, se recuperará el empleo y
saldremos de la crisis. Se trata de una maniobra arteramente hábil porque,
conectando con lo que la gente tiene necesidad de oír, permite desactivar, por
agorero, el discurso de la oposición cuando se centra en subrayar que en los
últimos tiempos hemos ido a peor. Lo que en dicho discurso se echa en falta es
explicar que vamos a peor precisamente a causa de las políticas que se están
aplicando y, sobre todo, se echa en falta un posicionamiento firme sobre qué
otras políticas deberían ponerse en marcha.
El gravísimo problema al que nos enfrentamos es que
existe un amplio consenso en torno a las políticas actuales, del que participa
la mayoría de la clase política y de la profesión económica. Este consenso,
auspiciado por el Banco Mundial, el FMI y la Comisión Europea, ha ido
forjándose a lo largo de los últimos 30 años y es ahora cuando está dando sus
frutos en forma de los recortes sociales generalizados que estamos sufriendo.
A pesar de los repetidos fracasos, primero en Latinoamérica
y ahora en Europa, los argumentos/mantras con los que se venden las políticas
neoliberales permanecen invariables: el primero es que el gasto social es
insostenible, por lo que hay que recortarlo cuanto sea posible. El segundo es
que para crear empleo es necesario 'animar' a las empresas mediante rebajas
fiscales, salariales y de derechos laborales. Finalmente, se trataría de
'animar' el consumo mediante la rebaja generalizada de impuestos sobre la
renta, ya que esas rebajas aumentarían la renta disponible de los hogares.
Para mantener los servicios sociales es necesario un sistema fiscal
generalizado y progresivo
En ese análisis se olvida que las subidas del IVA
reducen el consumo privado, por no hablar de las actividades antes incentivadas
con los tipos reducidos que se eliminan; que estas subidas, junto a incrementos
sustanciales de otros tributos a particulares como el IBI, aumentan los niveles
de pobreza y deslegitiman el sistema impositivo, con el consiguiente aumento de
la economía sumergida. Se olvida que los derechos laborales y los servicios
públicos no solamente son de justicia sino indispensables para el aprovechamiento
del potencial productivo y cuidador de mujeres y hombres. Se obvia toda la
evidencia empírica internacional que nos muestra cómo los países más
competitivos son los países nórdicos, que tienen mejores sistemas de protección
social, mercados de trabajo más estables y mejores índices de igualdad de
género. Estos países, precisamente, no están en esta espiral recesiva en la que
sí se encuentra el resto de Europa.
Se esconde también, aunque resulta evidente para la
población, el interés de las grandes empresas y de las rentas altas en no pagar
impuestos; el negocio del capital financiero con los servicios privados,
seguros de dependencia y planes de pensiones; y, para las empresas más
depredadoras, la ventaja que supone pagar menos salarios y tener que respetar
menos derechos laborales. ¡Qué coincidencia
que ésa sea la vía de salvación que nos proponen!
Economistas y políticos (con pocas excepciones) nos
piden paciencia enarbolando cálculos acerca de los empleos que se crearán, de
los aumentos en recaudación que se obtendrán, todo por arte de ese aumento de
la actividad económica que se proponen ‘animar'. Estos cálculos, como el
gráfico de líneas discontinuas que exhibía Arias Cañete en el famoso debate
televisivo con Valenciano, se presentan como reales pero no son más que
predicciones basadas en sus propios supuestos: una pescadilla que se muerde la
cola.
Lo que sí constatamos cada día, en cambio, es cómo el
desmantelamiento de los servicios públicos destruye empleos; cómo las sucesivas
reformas laborales aumentan la precariedad; cómo muchas familias no tienen ni
siquiera capacidad de consumo para cubrir sus necesidades básicas; y cómo
quienes pueden aumentan el ahorro en previsión de riesgos que no confían poder
cubrir con servicios públicos y prestaciones sociales. Así, esta caída de la
actividad, con la inestimable ayuda de las rebajas de impuestos a las empresas
y a las rentas altas, reduce la recaudación impositiva; y ello provoca nuevos
recortes sociales con el sacrosanto argumento de no aumentar el déficit. Esta
es la espiral en la que nos encontramos.
Una asignatura pendiente es la inclusión generalizada de las mujeres en el
empleo formal a tiempo completo
En este proceso destructivo de nuestro ya precario
Estado de bienestar, la reforma fiscal que se prepara es un paso decisivo. Por
ello, un grupo de 30 personas hemos elaborado un documento titulado "Ante
la reforma fiscal que prepara el gobierno: llamamiento urgente" .
En él explicamos detalladamente cómo esta reforma, de llevarse a cabo, supondrá
una pérdida importante de recaudación y será un punto de inflexión en la
deslegitimación del sistema impositivo. Para mantener prestaciones sociales y
servicios públicos de alcance universal es necesario un sistema impositivo
generalizado y progresivo. Esta es la única vía hacia una sociedad equitativa y
sostenible, como se demuestra con solo observar la situación en todos los
países que no han conseguido implantar generalizadamente estos sistemas: una
población abandonada a su suerte y sumida en la pobreza, con bajos niveles de
cohesión social y altos índices de violencia.
En el camino para mantener y mejorar nuestro sistema
de impuestos, prestaciones y servicios públicos, una asignatura pendiente es la
inclusión generalizada y continua de las mujeres en el empleo formal a tiempo
completo, así como la inclusión de los hombres en las tareas de cuidado en igualdad
con las mujeres. Ello exige un cambio de orientación respecto a las políticas
relacionadas con la atención a la infancia y a la dependencia, ahora basadas en
que alguna persona de la familia pierda sus ingresos y derechos sociales.
Se trata de alcanzar un sistema en el que todos y
todas (también las mujeres) estemos incluidas por igual en el sistema general
de derechos y en el que sean satisfechas las verdaderas necesidades de todas
las personas y todo tipo de familias. Ese debe ser el objetivo de la política
social: a cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus
posibilidades. Esta orientación es radicalmente opuesta a la del Gobierno y su
Comisión de Expertos, que además vulnera la Ley de Igualdad por tener una
composición exclusivamente masculina.
El llamamiento urgente ante la reforma fiscal pretende
contribuir al debate social para que exijamos a los gobiernos un cambio de
rumbo. Todos y todas somos responsables de denunciar los intereses neoliberales
y patriarcales que se ocultan detrás de los argumentos aparentemente
científicos con los que están engañando a la ciudadanía. Callar nos hace cómplices.