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lunes, 7 de octubre de 2024

Verlo para creerlo



Reaparece en wasap de amigos el asunto más bien gastado de la mili; ahora en candelabro, al parecer, según  recientes artículos de prensa. 
Sólo el españolito de antigua y obligada mili tiene todavíalguna historia que contar, pero ya no se lleva: hace bastante tiempo que la mili dejó de ser obligatoria. Se olvidan o ignoran, las historias se marchitan, edesuso las mata.
 Pero esta vez se aviva el recuerdo, lo suficiente como para participar y decir que un servidor se libró por las gafas, y que primero estuvo en el cuartel de S. Clemente Sasebas (Gerona), al pie de los Pirineos, hasta que fuimos reunidos y registrados todos los "Presuntos Inútiles" de aquella hornada: título que aún me parece de lo más afortunado de mi vida. Después, me alojé en Barcelona muy cerca de la plaza de Colón, esperando la resolución definitiva y absolutoria del Tribunal Médico Militar. Fue en unas vacaciones de verano de hace ya tanto tiempo que en la memoria, frágil y caprichosa, reflotan ahora más los recuerdos de los días de espera y paseo en aquella otra Barcelona, de cuando la peseta, más que los de la breve etapa cuartelera. Por allí, me veía ocasionalmente con otros dos presuntos inútiles que no volví a ver, y cuyos nombres he olvidado. Uno era pies planos y familiar del mandamás de un diario de entonces. Dudo ahora si del "Informaciones" o del "Madrid", ambos cerrados por Fraga, "por su falta de calor en el elogio a Franco", según decía Miguel Ángel Aguilar. Curiosamente, el otro pájaro era un Luca de Tena, familia de los de ABC. Reconozco que le cogí algún cariño, aunque luego tratara yo
-inútilmente- de evitarlo. No por su esmirriada e insana figura, de aspecto patibulario aunque atildado; ni porque fuera con maletín o cabás médico, -de peli del Oeste-, teniendo siempre que esperarle yo, a la puerta de cualquier bar, cuando decidía ir un momento al servicio 
-(parecióme siempre que "a ponerse", con lo que llevare en el cabás)-. Lo malo para mí es que era gorroncete y sablista, estando yo para poca broma en ese apartado. Después de todo, poco más queda: difusos recuerdos y ninguna nostalgia. Solo que hoy y ahora, en democracia, quiero creer más -si no fuera mucho creer- en el papel educador y salvífico que pudiera entrañar la mili para la juventud, o buena parte de ella: van mejor la disciplina y la rectitud que el desamparo y el descarrío. Además, esa noche soñé que participaba en la Jura de Bandera que me falta, y también que desfilaba, pero sin la escopeta. ¿No es la vida una locura?