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domingo, 26 de mayo de 2019

ELECCiONES... o Si NO LO CUENTO, REViENTO:

Hoy he ido a votar. Tan fácil como de costumbre, en el mismo sitio que la última vez: Colegio Salesianos de Guadalajara. Pero esta vez, en este día radiante de mayo, ha habido alguna variación que no he podido evitar, pues he entrado en la humilde cabina de exigua cortina y a ella he devuelto inmaculados sobres y papeletas que ya traía  de lo recibido en casa, siendo tan buen lugar de reciclaje. Seleccioné después lo mío, lo más rápido que pudo la mermada vista, y tras ello sucedió lo irrefrenable. Creyendo quizá que alguien esperaba o que me pasaba ya de tiempo, retiré la cortinilla con sonora premura o involuntaria brusquedad, atrayendo las miradas de la nutrida mesa en la -en realidad- vacía sala. Mas lejos de amilanarme y aún desde la módica cabina -qué osadía la mía- proferí un de nuevo sonoro y jovial ”que nadie se me aburra”, siendo ello solo un anticipo de mi salida que -al igual que lo antedicho- declaro inexplicable, pues avancé hacia la sacra urna y atravesé la vacía estancia  cantando  jubiloso: "con folores a María, con folores a porofía”… A la vez, me vi acompasando el canto, sobres en mano, con elegante gesto y graciosos pasos, respetuosos ambos tres, a tempo de barcarola... Por supuesto, asombro y general descojono, con probable aprobación, ya que nadie se molestó sino todo lo contrario. Al poco, eso sí, fue el presidente quien se esforzó en restablecer una compostura (perdiendo un tanto, él, la suya) que aún se resistió un poco más al anunciar yo mi extenso nombre y aún añadiéndole el preceptivo e inmediato: ..."terror de las ventanillas”...
Qu'esque m'entraron todas, oche. 
No, de verdad, todo fue espontáneo. Claro es que a estas ocasiones uno acude “de largo”, con el mejor traje, recién duchado y afeitado, hecho un pincel.
Pensé después si hubiera corrido la misma suerte alguien, pongamos, con otras pintas, piercings, tatuajes y cutáneas profanaciones.
Lo que me llevé, la arrobadora escena: allí quedaron, hermanados tirios y troyanos en unánime jolgorio. Me fui risueño mientras aún sonaba alguna risa a mis espaldas. Quizá alguien comprendió que hoy era un día especial, más que festivo: de fiesta verdadera, aunque la resaca sea dura, o blanda. Se llama democracia: y a disfrutar lo votado.