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jueves, 17 de enero de 2013

MALES DE NUESTRO TIEMPO: "El faraonismo arquitectónico"


 HTTP://WWW.ESTUDIOAIA.COM/EDIFICACION/SELECCIONADOS-DELEGACION-BIENESTAR-GUADALAJARA.HTM

ESCRITO POR MARÍA LUISA HERNÁNDEZ LASECA   
    



En estos días pasados fui a la Delegación  de Bienestar Social, que está en la nueva sede de la calle Julián Besteiro, edificio inaugurado hace un año, más o menos. Fui con la idea de que no tendría ningún problema para acceder a dicho edificio, como persona discapacitada que soy,  pero me encontré con que hay varias dificultades.

En primer lugar, hay que subir  andando la cuesta de Julián Besteiro desde la plaza de Bailén (en el lateral del edificio) que serán más de 50 metros y con una rampa considerable, cuesta que yo, personalmente, no puedo subir, y  después hay que abrir dos puertas grandísimas de hierro, que pesan un montón , y que yo tampoco puedo abrir.

Yo me encontré con esas dificultades y considero que la mayoría de las personas discapacitadas, que anden con bastones o que vayan con silla de ruedas manual, tendrán las mismas. Pues  esa cuesta no la puede subir una persona que ande mal o manejando silla de ruedas, si no vas con un acompañante. Es un edificio al que se puede acceder con facilidad si vas con silla de ruedas eléctrica y llevas un acompañante que te abra las puertas de entrada.

Hace ya más de 20 años que apareció la primera ley de integración de minusválidos y, después, diversas leyes autonómicas de eliminación de barreras arquitectónicas, que pretendían que los edificios se construyeran y se fueran adaptando para suprimir las barreras: los escalones, las puertas estrechas, etc., con especificaciones de medidas, diseños, pendientes de rampas, etc., y en el año 2003 se promulgó la ley de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad (la LIONDAU), que va más allá: que proclama que ninguna persona puede ser discriminada y tener menos oportunidades en la sociedad por razón de su discapacidad y preconiza que la accesibilidad tiene que ser universal, es decir, que “los entornos, los bienes y servicios tienen que ser utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible”.
Pues bien, la Consejería de Bienestar Social, en este caso, no ha tenido en cuenta que el edificio nuevo donde ha instalado la Delegación de Guadalajara sea utilizable con comodidad y seguridad de manera autónoma por las personas con discapacidad que, por otro lado, son sus principales usuarios junto con el colectivo de personas mayores.

Creo que un edificio nuevo, con disponibilidad de espacio para poder haber puesto la entrada en otro lugar, con los medios que ahora mismo existen: puertas de apertura automática, que es lo que también ha propuesto alguna norma de desarrollo de esta ley, no puede diseñarse y construirse así: respetando las normas mínimas de accesibilidad (no escalones y anchura de puertas), pero sin la más mínima sensibilidad para que sea cómodo y fácil de utilizar por las personas discapacitadas.

Si la propia Administración, y ni siquiera la Administración que se encarga de hacer esas leyes, es capaz de llevar a la práctica la idea de que podamos acceder a los servicios en condiciones de igualdad y normalidad, las leyes quedan muy bien escritas en el BOE y ante la opinión pública, pero nada más. Nosotros tenemos que seguir con nuestra lucha, con nuestro coraje para seguir, pese a las dificultades con que nos encontramos. 
Firmado: María Luisa Hernández Laseca.