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jueves, 31 de octubre de 2024


NOS COMEN POR LOS PiES o... SÁLVESE QUiEN PUEDA

 

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 No tengo palabras suficientes para expresar nuestras más profundas condolencias. Cuando hablamos de cambio climático o de emergencia climática a menudo se percibe como un concepto abstracto y alejado de nuestra realidad diaria. Por desgracia, el cambio climático es esto: la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos como el que ha ocurrido en Valencia, con un nivel de destrucción cada vez mayor. Ignorar que estamos traspasando estos límites planetarios provoca muertes que no nos podemos permitir, ni una más.

 Mientras la sociedad sufre las dramáticas consecuencias de la emergencia climática, las empresas que basan su negocio en los combustibles fósiles ―principales causantes de la crisis climática― se siguen lucrando y continúan presionando en contra de la ambición climática y para eludir su responsabilidad. Desde Greenpeace pedimos que paguen las consecuencias de los daños que el cambio climático está provocando en la sociedad.

 Los datos son conocidos: el 71% de las indemnizaciones corresponden a inundaciones y, tras las altas temperaturas, son el fenómeno atmosférico que más muertes provoca en España. Por desgracia, ya hay que lamentar más de un centenar de fallecidos por esta DANA. Uno de los grandes debates en la próxima cumbre del clima, la COP29, va a ser quién tiene que pagar los costes de las pérdidas y daños que provoca el cambio climático.

 En Greenpeace tenemos muy claro que son las corporaciones de los combustibles fósiles y no la sociedad quien debe afrontar esos costes, además de los de mitigación, para poner freno al proceso de calentamiento global y evitar que sobrepase el peligroso umbral de 1,5 ºC fijado en el Acuerdo de París.

Si queremos salvar vidas, es necesario aplicar medidas ambiciosas que reduzcan las emisiones y frenen el avance del cambio climático. Estos episodios extremos nos muestran que la falta de ambición climática, la insuficiente reducción de emisiones de los planes recién aprobados, tienen consecuencias mortales. 

 Además, ante los cambios ya irreversibles se deben tomar también medidas de adaptación para proteger a las personas y aumentar la resiliencia de los territorios. Restaurar la naturaleza es la clave para protegernos frente a eventos extremos a la vez que es una oportunidad transformadora para tener unos entornos resilientes y sanos para la biodiversidad y las personas. Para esto se necesitan medidas desde el nivel local hasta el global, y en Greenpeace estaremos ahí para seguir demandándolas.

 Una vez más, nuestro pésame y cariño a todas las personas y sus familias que están sufriendo esta tragedia humana. Seguimos luchando, hoy es más necesario que nunca. 

 Un abrazo,

 Eva Saldaña

Directora Ejecutiva de Greenpeace España

lunes, 28 de octubre de 2024

lunes, 7 de octubre de 2024

Verlo para creerlo



Reaparece en wasap de amigos el asunto más bien tedioso de la mili. Al parecer, ahora en candelabro según  recientes artículos de prensa. Confieso que suelo evitarlo, tupido velo; pero esta vez se aviva el recuerdo y he contestado para decir que un servidor se libró por las gafas y que primero estuvo en el cuartel de S. Clemente Sasebas (Gerona), al pie de los Pirineos, hasta que fuimos reunidos y registrados todos los "presuntos inútiles" de aquella hornada: título que aún me parece de lo más honroso y afortunado de mi vida. Después, me alojé en Barcelona muy cerca de la plaza de Colón, esperando la resolución definitiva y absolutoria del Tribunal Médico Militar. Fue en unas vacaciones de verano de hace ya tanto tiempo que en la memoria, frágil y caprichosa, reflota ahora el recuerdo de los días de espera y paseos por aquella otra Barcelona de cuando la peseta, más que el de la parte cuartelera. Por allí, me veía ocasionalmente con otros dos presuntos inútiles cuyos nombres he olvidado. Uno era pies planos y familiar del mandamás de un diario de entonces. Dudo ahora si del "Informaciones" o del "Madrid", ambos cerrados por Fraga "por su falta de calor en el elogio a Franco", como decía Miguel Ángel Aguilar. Curiosamente, el otro pájaro era un Luca de Tena, familia de los de ABC. Reconozco que le cogí cariño aunque finalmente tratara yo
-inútilmente- de evitarlo. No por su aspecto patibulario aunque atildado; ni porque fuera con maletín o cabás médico, de peli del Oeste, teniendo yo que esperar a la puerta de cualquier bar cuando decidía entrar al servicio para "ponerse" y acicalarse y salir renacido: lo malo para mí es que era gorroncete y sablista, estando yo para poca broma en ese apartado. Después de todo, poco más queda: difusos recuerdos y ninguna nostalgia. Solo que hoy y ahora, en democracia, quiero creer más -si no fuera mucho creer- en el papel educador e incluso salvífico que pudiera entrañar la mili para la juventud, o buena parte de ella. Además, esa noche soñé que participaba en la Jura de Bandera que me falta, y también que desfilaba... pero sin la escopeta. ¿No es la vida una locura?