De 1982. 500 items de Historia de la Música en 40 capítulos sobre distintas épocas y principales autores.
Me reflota ahora este TEST, de alguna montonera... no revisada aún, o que te resistes a tirar, quicir:
(de I a VI)
De 1982. 500 items de Historia de la Música en 40 capítulos sobre distintas épocas y principales autores.
Me reflota ahora este TEST, de alguna montonera... no revisada aún, o que te resistes a tirar, quicir:
(de I a VI)
La OTAN es una alianza militar cuyo comandante en jefe está en la Casa Blanca y cuyo origen responde a un contexto histórico muy concreto: el reparto de esferas de influencia entre las dos potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial: EEUU y Rusia. Era 1949, la pugna entre Moscú y Washington se evidenció con la división de Europa –y el océano Pacífico–, y fue contestada por la URSS con la creación de un antagonista, el Pacto de Varsovia. La clave de ambas alianzas militares, sostenidas, financiadas y armadas por ambas metrópolis, residía en el llamado Artículo 5 de la OTAN: que cualquier ataque a uno de los miembros de la alianza militar sería respondido por el conjunto de sus integrantes, a la manera del uno para todos y todos para uno de los tres mosqueteros. Pero el Muro de Berlín cayó en 1989, la URSS se desintegró en 1991 y el Pacto de Varsovia de disolvió en ese mismo año. Sin embargo, la OTAN ha sobrevivido, se ha expandido hacia el Este e, incluso, a raíz de la invasión rusa de Ucrania, Suecia y Finlandia se convirtieron en miembros, lo que significa que la OTAN tiene 1.000 kilómetros de frontera con Rusia. Y, en dos meses, desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la entente ha saltado por los aires. Washington está priorizando el diálogo con Moscú por encima de su histórica alianza transatlántica con Europa, hasta el punto de deslizar el presidente de EEUU que sus aliados no responderían ante una posible activación del Artículo 5 por parte de EEUU en caso de necesidad: lo que no decía Trump, quizá porque ni siquiera se haya molestado en saberlo, es que la única vez que se ha activado el artículo 5 de la OTAN fue tras el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas, en 2001.
Rearme para el 'modo guerra' La economía de guerra a la que durante dos años hicieron referencia los dirigentes europeos, especialmente Josep Borrell y el excomisario de Mercado Interior, Therry Breton -hoy fuera del gobierno comunitario- tiene ya forma, explica Irene Castro: medidas y planes concretos. Uno de ellos el 'plan de rearme' que presentó Ursula Von der Leyen para que los países europeos disparen en 800.000 millones de euros el gasto militar gracias a la flexibilización de las reglas de la disciplina fiscal y a créditos ventajosos. Otro es el Libro Blanco de la Defensa Europea: la hoja de ruta con la que la UE pretende desarrollar su industria de defensa, que a pesar de las inversiones multimillonarias que comporta ha estado olvidada a ojos del ejecutivo comunitario durante décadas. La intención es ganar en coordinación militar dentro del club comunitario -un reciente informe del Tribunal de Cuentas Europeo alertaba de que no se podía garantizar un despliegue rápido de los ejércitos incluso por la falta de armonización de las reglas de circulación a la hora de permitir la movilidad de los tanques-, pero sobre todo aumentar las capacidades, es decir, tener más armas y equipos. La desconexión de Trump de la seguridad de Europa ha precipitado los acontecimientos. EEUU, que ha sido el paraguas de la seguridad europea durante décadas, con las contrapartidas que ello ha supuesto, ya ha advertido a los socios europeos que se centrará en el Indopacífico por la amenaza que supone en esa región China. En la Comisión Europea mantienen, pese a esa amenaza, que la OTAN “sigue siendo la piedra angular de la defensa colectiva de sus miembros en Europa”, según figura en el Libro Blanco de la Defensa.
La Justicia ha tomado su decisión. Los seis millones de euros que se llevaron “pa la saca” –según sus propias palabras– Alberto Luceño y Luis Medina no son el fruto de una estafa. Todo es perfectamente legal, aunque buena parte del material sanitario fuera defectuoso, los precios fueran desorbitados e hicieran creer al Ayuntamiento de Madrid que lo suyo era filantropía y no pura codicia. Aunque lograran este pelotazo a través del primo del alcalde, que les facilitó los contactos. Aunque la comisión fuera incluso mayor que el precio real del pedido: Luceño y Medina se llevaron seis millones de los once que Madrid pagó.
No fue una estafa, dice la Audiencia de Madrid. Solo hay una condena menor para Alberto Luceño y por otros delitos: fraude fiscal y falsificar un carné con el que se hacía pasar por agente del CNI. Su absolución certifica la impunidad de los comisionistas que se enriquecieron durante la pandemia, los que hicieron grandes negocios mientras miles de personas morían. Lo mismo que pasó con Tomás Díaz Ayuso, y ese contrato a dedo de 1,5 millones que el gobierno que preside su hermana adjudicó a un amigo de su pueblo. O con Alberto González Amador, la pareja de Ayuso, que ni siquiera está acusado por cobrar dos millones de comisión por la compraventa de mascarillas, sino por defraudar a Hacienda tras este pelotazo y presuntamente pagar un soborno de medio millón de euros a su cuate, el presidente de Quirón Prevención.